lunes, 3 de junio de 2013

Correr alarga la vida


footing  Investigadores del Hospital Universitario Bispebjerg de de Dinamarca han demostrado que practicar footing puede prolongar la vida. Concretamente, hacer ejercicio físico corriendo entre 1 hora y 2,5 horas a la semana, distribuidas en dos o tres sesiones y a una velocidad media, puede aumentar la longevidad hasta 5,6 años en hombres y hasta 6,2 años en mujeres. Lo más sorprendente, como explica Peter Schnohr, responsable del estudio, "no hace falta dedicar mucho tiempo a correr para notar los beneficios de este ejercicio".

  El estudio, lanzado en 1976 para analizar la salud cardiovascular de una población de 20.000 hombres y mujeres con edades comprendidas entre 20 y 93 años, ha permitido demostrar que el hábito de correr regularmente tiene efectos claramente visibles sobre el riesgo de mortalidad, que en los experimentos se redujo hasta un 44% en quienes se ejercitaban regularmente. La relación es "incluso más evidente que la que existe entre la ingesta de alcohol moderada y la longevidad", según concluyen los científicos. Además, la mortalidad es más baja tanto en comparación con quienes no se ejercitan como si se compara con los sujetos que practican niveles extremos de ejercicio físico. Para obtener los beneficios óptimos para la salud, Schnohr asegura que los corredores "deben notar que respiran con más dificultad que cuando caminan, pero nunca quedarse sin aliento".

Además de alargar la vida, correr aumenta la oxigenación y la sensibilidad a la insulina, reduce la presión arterial, mejora la función cardíaca y combate el sobrepeso, entre otras ventajas.

¿Sudamos cuando nadamos?


¿Sudamos cuando nadamos?
 Las glándulas sudoríparas se activan cuando la temperatura del cuerpo comienza a subir, cosa que ocurre al hacer ejercicio físico. Por ejemplo, las axilas producen hasta 700 miligramos de sudor a la hora durante el ejercicio intenso, el triple que en reposo a temperatura ambiental. Si el ejercicio se realiza en el agua, el grado de sudoración vendrá determinado por la temperatura del agua. Si ésta está lo suficientemente fría, el nadador sudará muy poco. La mayor parte del calor generado lo perderá por conducción y convección a nivel de la piel. Ahora bien, si la temperatura del agua es similar a la ambiental, el ejercicio hace que se activen las glándulas sudoríparas y se sude tanto o más como cuando pedaleamos en bicicleta a pleno sol.

¿Los cambios bruscos de tiempo nos deprimen?


¿Los cambios bruscos de tiempo nos deprimen?  Los continuos cambios climatológicos que se están produciendo esta primavera, con bruscas subidas y bajadas de temperaturas, pueden hacer que aquellas personas aquejadas por algún tipo de trastorno mental como depresión o ansiedad sufran recaídas o acentúen sus episodios de crisis.

  Así lo ha destacado el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), José Antonio López Rodríguez, en declaraciones a Europa Press. "En primavera, nuestro cerebro se expone a una mayor cantidad de luz. Pasamos del invierno oscuro, lluvioso y lúgubre a una explosión de luz y de color, de olores que, como norma general, provocan trastornos en todo el organismo", explica el experto. Esto hace que sea la estación en la que también se den más casos de problemas digestivos, gastritis o alergias, "por lo que no es de extrañar que el órgano más fundamental de nuestro cuerpo, el cerebro, también se vea trastocado", añade.

Síntomas de esta desestabilización son las alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual y la irritabilidad. Sin embargo, no a todos nos afectan por igual estos cambios. Existe un grupo de riesgo más propenso a ser afectado por las variaciones de temperatura. "Aquellos que ya en otras estaciones y fundamentalmente en otras primaveras han tenido o han sufrido baches e incluso en desencadenamiento de otros trastornos ya existentes". La tristeza, la ansiedad o el cansancio propios de estos cambios de temperaturas son normales, siempre y cuando no excedan de los 10 días.

Este experto ha apuntado que la razón fundamental por la cual en primavera y en verano estamos más alterados es la luz, que es "una gran estimulante cerebral". "Al recibir más luz, estamos más alterados y, por tanto, más despiertos y revolucionados", según ha expuesto.

Cuanto más inteligentes, más selectivos


  Los más inteligentes son más lentos a la hora de determinar en qué dirección se mueven objetos grandes. Es la conclusión a la que han llegado científicos de la Universidad de Rochester al aplicar simple test visual a personas con diferente cociente intelectual (CI). Eso sí, los más listos también son mucho mejores cuando se trata de objetos pequeños.

  Aunque a simple vista resulte difícil de entender, esta incapacidad de percibir imágenes grandes en movimiento tiene una explicación lógica. Se relaciona con la habilidad del cerebro para suprimir la información de fondo, no importante, y así centrarse en los detalles relevantes. “Nuestro resultado subraya el hecho de que una inteligencia elevada es simplemente el reflejo de un procesamiento cerebral eficiente y efectivo”, explica Duje Tadin, autor principal del estudio publicado hoy en Current Biology, en declaraciones a Agencia SINC.

El cerebro es incapaz de procesar la inmensa cantidad de estímulos que le llegan desde los sentidos. “Como estamos limitados en la cantidad de información que podemos procesar, lo segundo mejor que se puede hacer es ser selectivo” indica Tadin. En la mayoría de las situaciones de la vida cotidiana –por ejemplo, al ir en coche, andando o, simplemente, al mover los ojos por una habitación–, el movimiento de fondo es menos importante que el de los objetos pequeños. El test indicó que las personas con alto CI no solamente son más rápidas al procesar la información importante, sino que son mejores al suprimir la irrelevante.

En el estudio, los participantes observaron un vídeo con secuencias cortas de barras blancas y negras de diferentes tamaños moviéndose en la pantalla, y se les pidió que indicaran la dirección del movimiento. Como se esperaba, la identificación del movimiento de las barras grandes fue peor que la de las pequeñas en todos los individuos. Pero, para sorpresa de los investigadores, los voluntarios con un alto CI lo hicieron mucho peor.

Los resultados del test mostraron una correlación de hasta el 71% entre poseer un elevado CI y una buena capacidad para filtrar la información. “Este vínculo entre supresión visual del movimiento de fondo e inteligencia proporciona una pista para buscar qué es diferente en el procesamiento neural, en la neuroquímica y en los neurotransmisores de la gente con alto cociente intelectual”, remarca Tadin.

¿Es bueno comer plátano mientras hacemos ejercicio físico?

¿Es bueno comer plátano mientras hacemos ejercicio físico?

  ¿Qué es más beneficioso mientras hacemos deporte intenso, por ejemplo ciclismo, consumir plátanos o ingerir bebidas isotónicas azucaradas? Es la pregunta que se han hecho David C. Nieman y sus colegas del Laboratorio de Rendimiento Humano de la Universidad Estatal de los Apalaches (EE UU). Sus estudios revelan que, si bien ambas opciones mejoran por igual la resistencia y el rendimiento físico, proporcionando abundante energía a los deportistas, los plátanos tienen beneficios nutritivos adicionales de los que las bebidas isotónicas carecen. Concretamente, el plátano contiene fibra, potasio y vitamina B6, además de antioxidantes. Y los azúcares que aporta son más saludables, según publicaban los autores en la revista PLoS ONE.

Si estudias, duerme bien


  ¿Crees que dormir puede convertirse en una pérdida de tiempo mientras estás estudiando? Aquí tienes tres recientes estudios científicos que demuestran la importancia de dormir bien en época de exámenes.

  Mejor antes de dormir. Una investigación reciente de la Universidad de Notre Dame (Francia) reveló que la información que mejor se recuerda es la que se aprende poco antes de irse a dormir, especialmente si el descanso nocturno dura al menos seis horas. "Si estudiamos antes de irnos a la cama aquello que es más importante memorizar, le estamos diciendo al cerebro qué debe consolidar mientras dormimos", concluía Jessica Payne, coautora del trabajo dado a conocer en la revista PLoS ONE.

Más creativos. De acuerdo con un trabajo publicado en Current Directions in Psychological Science, mientras dormimos la memoria no solo se consolida, sino que además nuestro cerebro reorganiza la información de tal manera que selecciona la información más relevante y favorece la producción de nuevas ideas creativas.

Menos fallos. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Michigan (EE UU) publicado en Learning & Memory, dormir bien no solo mejora la memoria sino que reduce el número de fallos que cometemos cuando recordamos lo aprendido. Dicho de otro modo, tras un sueño reparador no solo memorizamos mejor sino que también tenemos menos dudas de cuál es la opción correcta al enfrentarnos a un examen o un test.