Y no fue por gusto y mucho menos por amor, sino porque este enlace era la última voluntad del abuelo de Sanele, quien le dijo antes de morir que tenía que casarse con Helen Sabangu, esta mujer de 61 años, ya casada y con 5 hijos.
La boda, que se organizó en sólo dos meses y costó unas 1.500 libras, se celebró por el miedo al “castigo divino” que tenían los padres del pequeño. La ceremonia recibió a 100 invitados y tuvo el tradicional intercambio de anillos e, incluso, se cerró con un beso en la boca.
El pequeño novio declaró su deseo de casarse con la mujer: “Le dije a mi madre que quería casarse porque realmente quería hacerlo”. Por suerte, Sanele expresó, ante su escandalizada comunidad, que esto no cambiaría nada: “voy a ir a la escuela y estudiar mucho. Cuando sea mayor me casaré con una mujer de mi edad”.
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