martes, 28 de mayo de 2013

Hay burbujas en los confines del sistema solar


voyager  Las sondas Voyager de la NASA han conseguido  realmente ir donde nadie ha estado antes. En un  silencioso vuelo sin motor hacia las estrellas, a casi  15.000 millones de kilómetros de la Tierra, están  enviando noticias desde los confines inexplorados del sistema solar.

  Utilizando un modelo informático basado en los datos de las Voyager, los investigadores de la misión han demostrado que los límites externos del sistema solar (heliopausa) están repletos de burbujas magnéticas gigantes, de unos 160 millones de kilómetros de ancho, por lo que las sondas tardarían semanas en cruzar una de ellas.

"El campo magnético del Sol se extiende todo el camino hasta el borde del sistema solar", explica Opher. "Debido a que el sol gira, su campo magnético se retuerce y arruga, como la falda de una bailarina. Lejos, muy lejos del sol, donde las Voyager están ahora, los pliegues de la falda se amontonan", añade. Cuando un campo magnético se ve severamente doblado como en este caso, pueden suceder cosas interesantes. Las líneas de fuerza magnética se entrecruzan, y "conectan" -reconexión magnética, el mismo proceso energético subyacente a las erupciones solares-, y los "pliegues de la falda" tienden a reorganizarse, a veces de forma explosiva, en espuma de burbujas magnéticas. "No esperábamos encontrar algo así en el borde del sistema solar, pero ahí está" dice Jim Drake, coautor del trabajo que publica la revista Astrophysics. "Las burbujas magnéticas parecen ser nuestra primera línea de defensa contra los rayos cósmicos", añade Opher.

La heliofunda


Teorías de la década de 1950 habían previsto un escenario muy diferente, en el que se suponía que el campo magnético distante se curvaba alrededor de arcos y que con el tiempo se replegaba para reunirse con el sol. En realidad, estas burbujas parecen ser autónomas y de forma sustancial están desconectadas del amplio campo magnético solar.

La estructura del campo magnético solar distante -con o sin espuma- tiene una aguda importancia científica, ya que define la forma en que interactúa con el resto de la galaxia. Los investigadores llaman a la región donde las Voyager están ahora, que ejerce de frontera entre el Sistema Solar y el resto de la Vía Láctea, "la heliofunda".

Las sondas Voyager 1 y 2 fueron lanzadas al espacio en 1977 y ahora se encuentran a más de 14 mil millones de kilómetros de la Tierra, por lo que se han convertido en los instrumentos artificiales más lejanos jamás enviados por el hombre. Voyager 1 entró en la denominada "zona de espuma" en torno a 2007, y Voyager 2 le siguió un año más tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario