martes, 28 de mayo de 2013

Los mil peligros de la obesidad

obesidad  La Organización Mundial de la Salud califica de pandemia a la obesidad, y no le faltan argumentos. A los efectos negativos ampliamente conocidos, como la hipertensión y la diabetes, se han sumado hace poco otros nuevos y menos difundidos. En primer lugar, el exceso de kilos nos vuelve más vulnerables a la enfermedad.
 Esta intuición ha sido refrendada por científicos suecos de la Universidad de Gotemburgo, que han probado cómo el consumo habitual de comida grasienta debilita el sistema inmune y reduce la capacidad de los glóbulos blancos para combatir bacterias y virus. A nivel dérmico, la adiposidad se acompaña de infecciones causadas por hongos -candidiasis, principalmente-, celulitis, hiperqueratosis -un aumento del grosor de la piel en la planta del pie-, estrías y psoriasis, una inflamación crónica de la piel que discurre con unas lesiones escamosas características.
Por otro lado, un estudio de la Universidad de Utah, en EE. UU., ha revelado que los obesos son más sensibles al dolor y tienen mayor predisposición a desarrollar fibromialgia, un síndrome caracterizado por sufrimiento crónico en todo el cuerpo. Para colmo, suelen sufrir incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, la incapacidad de contener la orina al estornudar, toser o reír, ya que se les debilitan los músculos pélvicos encargados de sostener la vejiga y la uretra.
Tampoco la sexualidad sale de rositas. A mayor volumen de grasas, menor es el flujo sanguíneo en los genitales -pene y clítoris-, lo que dificulta su erección. Los hombres orondos también presentan bajos niveles de la hormona testosterona -lo cual disminuye su libido- y 9 millones de espermatozoides menos en el semen que los individuos con peso óptimo.

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